PATERAS
cargadas de mil almas olvidadas.
Hambre, miseria y miedo
se arrojan por la borda
ante la indiferencia
de los que intentan poner puertas al aire.
Animales acuáticos se nutren
de ilusiones y sueños descompuestos,
de esperanzas futuras,
de planes malogrados
y de un sin fin de finales utópicos,
que son perjudiciales para cualquier
sirena.
Mas hay humanos ciegos que no ven nada de
eso.
En su cómodo Matrix
andan encandilados con pantallas de
plasma,
con artefactos móviles,
productos desechables
y enigmáticas cuentas de intereses bancarios.
Y el mar sigue entre tanto vomitando,
en un mundo concreto y específico,
escombros y despojos de otras tierras
huérfanas y esquilmadas
por los mismos que enumeran los mundos,
que levantan murallas de inclemencia
y engendran Lampedusas
con hábitos mezquinos y asesinos.
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