ARAÑAS

En el vacío oculto de las mentes
tejen su urdimbre oscura las arañas.
Arañas que enmudecen las gargantas,
que ciegan las retinas con paciente insistencia,
que confunden vergüenzas y decoro
y convierten al hombre en despojo corrupto.

La actualidad devuelve a la caverna
a un mundo que vomita la impotencia
de ingerir las arañas cargadas
de vilezas y de crímenes
que atascan su epigastrio.

Sordos ante los gritos de seres biennacidos,
algunos huyen por las alamedas
alfombradas de flores que huelen a cadáver,
pues una araña pútrida taponó sus oídos
con la intrigante tela de babas malolientes,

¿No existe algún producto que atrape sus apéndices?
¿No hay un insecticida contra abyectos arácnidos?
¡Queremos ver la luz!, es el clamor del aire.
¡Queremos respirar!, es el canto del árbol.

De las mortajas blancas de los niños
trasciende la verdad hasta el orbe espantado.