NO ME ACUERDO





 

           No me acuerdo porque los rostros se borran como pisadas en la arena de la playa y las mentiras las arrastra el viento como orgasmos fingidos.


     No me acuerdo, pero mis labios me queman y su rostro se dibuja en el embozo.


      No me acuerdo, pero mis entrañas se dividen en un alarido sin epidural.


            No me acuerdo, pero hemos desaparecido de nuevo tú y yo al sobrevolar el Triángulo de las Bermudas.


            No me acuerdo, así que deja de mostrarme ese antiguo contrato porque tampoco me acuerdo de las palabras.


           No me acuerdo de los besos en la fila de los mancos no viendo a Clark Gable en "Lo que el viento se llevó".

 

         Se han llenado de olvidos mis armarios.


        Tengo que hacer limpieza y poner bolsitas de naftalina porque la polilla está hambrienta de recuerdos.

         

 

 

 

 

 

 

 


A VECES

A veces se me cuela en el cerebro

como una sabandija

que repta por debajo de la puerta,

la sospecha inquietante

de que es quimérico todo lo vivido.

Que no hay otro momento real e inabarcable

que el presente sin tiempo,

en donde mi persona es menos que la nada,

apenas un compendio de recuerdos filtrados

por alguien que me sueña distraído y apático.

Y enumero segundos, nombres, risas y lágrimas,

plantada ante el abismo del mar interminable

de las inexistencias.

Siempre invento razones, algún rostro y mil traumas,

y tiemblo por el miedo de volver a encontrarme

escondida en la broza de un camino

carente de sentido.

Mas al fondo del alma hay alguien que palpita,

hay alguien que me mira y que rubrica

que mi realidad es el deseo,

que mi única verdad es la esperanza.