EXTRAVÍOS
tratando de encontrarle.
Se extravió en su nombre y no localizó
el camino de vuelta a su biografía.
Se extrañó de sí misma y de su suerte
colgada en el abismo de sus labios.
Y vio que sus pupilas no la reflejaban
y tuvo miedo de ser un fantasma.
Tiritaba en sus letras
y se abrigó con antiguos cobertores de
besos,
que aun llenos de polilla,
todavía guardaban
un aroma lejano a hierba seca,
aquella hierba que vistió sus cuerpos.
La acogió hospitalaria una vocal
que años atrás había participado
en frívolos romances de tenorio,
más también en sonrisas y ayudas
solidarias.
Y se quedó a vivir en medio de su nombre,
sin saber regresar al mundo que habitaba.
Además, ¿cómo hacerlo?
En el errante vuelo por buscarle
eran muñones calcinados sus alas.
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