Te vi piruetear de lucero en lucero
devolviendo la luz a estrellas moribundas.
Con las plumas azules de tus alas
esparcías el polvo de cometas fugaces.
Envidiaban las nubes tu gentil arabesco
y tu brillo en la niebla de jornadas de
invierno.
Y tú, regocijada, besabas las melenas
de sauces cavilosos,
que ensayaban sonrisas,
quizá por vez
primera.
Y yo quise seguirte para danzar contigo
pero mis pies de barro
se adhirieron al suelo empapado de lágrimas.
Y quise abandonar los panoramas lóbregos
Y quise abandonar los panoramas lóbregos
y marchar hacia mundos venturosos
donde las risas lustran las arrugas del
alma.
Y quise delirar con los ojos abiertos
y cubrir de ambrosía pueblos arrinconados.
Y deseé expandirme
y transformarme en náyade de ríos de
favores.
Entonces tú te aproximaste a mí
y me amparaste,
sosteniendo mi miedo entre tus manos,
Entonces tú te aproximaste a mí
y me amparaste,
sosteniendo mi miedo entre tus manos,
y yo ansié el olvido
y yo ansié
y yo
y...
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