LA ESCENA

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Nuestros labios se quedaron mudos

antes de ser sellados por los besos

en la escena del tiempo.

Nuestros cuerpos se reconocieron

en un mismo latido de mil vidas antiguas.

Y flotamos ingrávidos, ceñidos, indistintos,

en un clímax idéntico,

por nebulosas algo disgregadas

en el multiuniverso.

Y deseamos que se detuviera

el reloj de la vida,

que el telón no cayese ni los aplausos

 nos desintegrasen como un misil perverso.

Y soñamos despiertos, sin palabras,

mimando la existencia

frente a un público atónito.

Auditorio inconsciente,

que seguía la trama sin saber

que estaba presenciando

el guión de su vida.


DESPUÉS DE SU ESCAPADA

Después de su escapada
es capaz de aceptar todas las muertes.
Sin entender el juego de la vida
observa su girar atentamente.
Nacer para morir,
morir para nacer en un suspiro.

Se despereza el brote de la primavera,
se deshielan los fríos,
los trinos de mil pájaros estallan,
el torrente deslumbra al sol nacido.
Todo palpita y corre hacia su ocaso
alegremente, sin ningún cuidado,
un juego divertido de escondite,
la eterna pirueta de los hados.

¿No piensa la amapola?
¿No siente nada el ave?
¿No lamenta la flor durar tan poco
ni llora el árbol sus desnudas ramas?
Puede el polluelo estrenar plumas nuevas
y ser distinto el llanto del nacido,
presumir la paloma del primer aleteo,
o el pequeño león ensayar su rugido,
puede el frutal exhibir su trofeo
del dulce adorno para él desconocido.
Mas todos se equivocan.
Han olvidado su paso por la vida
con diferentes ropas y sonidos.
Es el mismo polluelo el que se esfuerza
con nuevo brío a perforar el huevo,
el mismo niño el que absorbe asombrado
el eterno fluido de unos senos,
el mismo hielo se transforma en agua
y el mismo sol renace cada día.
Todo muere y despierta,
y aun dormida, la vida
en lo más hondo de la tumba alienta.

¿Cuántas veces sus pasos
hollaron los caminos?
¿Cuántas veces su coche
 patinó en un descuido?
¿Cuántas veces sus lágrimas
se mezclaron con risas,
o contempló aquel rostro
largos meses soñado?
Ella está aquí y ha cerrado los ojos para siempre,
se va ya y no ha nacido.

Después de su escapada
es capaz de aceptar todas las muertes.



Tu única obligación
en cualquier período vital
consiste en ser fiel a ti mismo.
Ser fiel a otro ser o a otra cosa
no sólo es imposible,
sino que también es el 
estigma del falso
             mesías.



Richard Bach


CUATRO PUNTOS 
                    
                        Detrás de mí, el abismo
                        de la nostalgia.
                        Delante, el vértigo
                        del deseo y la incógnita.
                        Bajo mis pies,
                        la urdimbre de mis actos.
                        Y sobre mí, la luz que guía
                        mi destino ya escrito.
                        Son cuatro puntos
                        que hacen mi espacio-tiempo
                        perdurable.







EL VIAJE

Me muevo por el mar de la existencia
como una pobre barca a la deriva.
Tuve que capear mil tempestades
hasta quedar golpeada, maltrecha
y varada en la orilla.
También bogué acunada por la brisa
hasta islas de corales
y, burlada por el sol en el agua,
me sumergí, para buscar tesoros,
en las profundidades.
Intenté bucear en el secreto
de fondos abisales
y no encontré caudales ni cofres escondidos,
solo ilusiones rotas
e ideas herrumbrosas
dentro de galeones naufragados.

Mis redes fueron remendadas mil veces,
y yacen enrolladas
en el fondo del casco.
El mistral del invierno me propulsa
a un horizonte ambiguo,
que adivino en la niebla.
Mi barquilla hace agua,
quizá vuelva a anegarse mas no importa.
Al dejar de escuchar los cantos de sirenas,
supe que lo esencial no es la llegada
                                y comprendí, 
como un nuevo Odiseo,
que el único secreto se oculta en el viaje.