PLEGARIA
Tú que esperas ahora a la orilla del río
donde las ranas danzan al calor de la
lumbre,
tú que tiñes de rosa las tristes
madrugadas
de los niños no natos,
tú que lanzas "tequieros" con
esa voz tan dulce
y atraviesas tinieblas que rodean el alma,
sigue tú iluminando recodos del camino
para que no me pierda por las selvas
inhóspitas.
Y a ritmo de campanas que anuncian la
llegada
del ángel que libera del dolor y del miedo
derrama en mi cabeza el agua del Jordán
que limpia la memoria de ideas moribundas.
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