Pulsiones y Extravíos posee una bella edición, un tacto suave, un sentir agradable, es de esos libros… que sólo con mirarlos te llenan de sensaciones olvidadas en estos tiempos. Pero su mayor cualidad, no es la belleza exterior sino la interior. Esos poemas, y pensamientos o relatos cortos, en donde Luz derrama sinceridad, elegancia, imágenes, sueños. Una reflexión sobre quién es ella, sobre quiénes somos nosotros y todo lo que tenemos en común, porque desde un profundo humanismo, no sólo describe sus sentimientos, describe nuestros sentimientos, realiza un paisaje del alma utilizando la poesía como magia, a veces como vínculo que nos une, y otras como estado alterado de la conciencia.
Con una conseguida
elaboración del lenguaje, Pulsiones y Extravíos es un poemario hondo, bien
estructurado, con una arquitectura clara, diáfana. Un poemario que nos habla
del amor en todas sus vertientes, del amor de madre, del amor al compañero, al
prójimo, al padre, al de esa boca que se hizo labio en nuestra boca, a los
pasos de la abuela cuando nos recuerda que su infancia es un aroma a churros y
a domingo. En definitiva es el amor con mayúsculas porque lo contempla sin
dramatismos exuberantes, sin permitir que las heridas de un adiós oculten la
felicidad de los días compartidos. Realzando que lo más importante del amor es
sentirlo a pesar de las consecuencias. En este punto me atrevería a decir que
es una poesía existencial, una poesía vivida en cada una de sus palabras, que
entiende los sentimientos como una filosofía que nos allana el camino, o nos
enseña que el camino sólo es camino a pesar de sus problemas, pero que lo imprescindible
viaja siempre dentro de nosotros.
Pulsiones y Extravíos
tiene otra parte de denuncia, desde la defensa de la mujer a esas guerras
silenciosas (y no tan silenciosas) que sangran el mundo hoy en día. Denuncia
que nos muestra la injusticia, la barbarie, la crueldad. Pero lo sorprendente
de esta denuncia, es que refleja un dolor sin victimismos. Al igual que en el
amor Luz huye del drama, en el dolor huye del sacrificio, de sentirse o
sentirnos mártires atormentados, y lo expone como testigo de los
acontecimientos, como memoria necesaria que registra los sucesos para que nunca
se olviden, y a ser posible, tampoco se repitan.
Y para el final he
dejado los poemas metafísicos, yo los llamo así, en cuanto que reflejan ese
aspecto de la realidad inaccesible a la investigación científica. Kant calificó la
metafísica de «necesidad inevitable». Schopenhauer incluso definió al ser
humano como «animal metafísico». Luz, es metafísica pura. Por cualquier verso o
renglón, nos muestra retazos de ese mundo intangible, invisible a la vista
cegada por ambiciones y oropeles, ese mundo que quizá en algún tiempo fue real
y lo hemos olvidado, o nos han obligado a olvidarlo. Ese mundo que nos acerca a
los dioses, a sentir que nuestro corazón y nuestro cerebro, son capaces de
realizar cosas inexplicables incluso para nosotros mismos.
En cualquiera de sus
vertientes, la poesía de Luz no es conceptual, ya que la idea es tan importante
como el resultado. Y esa idea y ese resultado, me llevan al principio de mi
discurso y al resumen escueto que hice sobre que es para mí Pulsiones y
Extravíos: Belleza. Seamos hedonistas y rodeemos de belleza nuestra vida, o al
menos, nuestra biblioteca.
Y permitidme para
acabar que realice un juego en honor a Luz. Los que tengáis el libro lo entenderéis,
los que no, ¿A qué esperáis?
¿Quién soy yo? Preguntas sin respuesta. Al principio yo fui la voz, soledades, amnesia, el amor en la sombra. Inevitablemente, niña de luna, dejas en mi concienciaese beso no dado, deseos de ángeles, miradas. No sé por qué he venido. Te has colado en mis sueños la otra noche. Mi sombra ha salido en tu busca. Eva, la desconocida, mi infierno incongruente. No quiero el desierto gris, mujer, quisiera besos, tiernos ojos, conseguir lo imposible. El tiempo se pasó la existencia como un sueño sin patria, la tierra se deshace en alaridos, la luna miró al soslayo. Yo sé el secreto, el eterno retorno a San Juan de la Cruz. ¿Quién soy yo? Pulsiones y Extravíos: La poesía.
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