DE "EL VÉRTIGO DEL TIEMPO" 

DÍAS DE PLAYA

Castillos con almenas que deshacen las olas
carreras, flotadores, neveras con refrescos,
pelotas que rebotan en los pies de los niños.
Y mientras los ahogados
juegan su porra alegre.
¿Ganará Iván?, preguntan,
o quizá gane Pedro.
Los ahogados son público de playa.
Nos miran, participan
ni siquiera se enfadan por la falta de aforo.
Puede ser una imagen de texto que dice "Asociación Deportiva y Cultural Rosa Luxemburgo de Aravaca Seis de Diciembre, 24. Local 31. Madrid acrola.aravaca@gmail.com Os invita el El v de viernes 22 noviembre a las 18:30h A pasar la tarde con: Luz Olier que nos presentará El Vértigo del Tiempo (Círculo Rojo) La autora estará acompañada por Jorge Montes Salguero Dtor. Dpto. de Historia del Derecho de la UNED Mayte Blasco Actriz Tendremos libros para la firma Entrada libre hasta completar aforo Y terminamos el acto con queso, pan y vino ROSA LUXEMBURGO, ARAVACA, MADRID APO, AÑO,2024 2024"
Todas las reacciones:
Inés García-Paniagua y Patricia Arce

Será un encuentro agradable. Entre amigos. Y habrá algún regalo.



 

 






SE ROMPEN LAS ESQUINAS DE MI ALMA

y dejan escapar ríos de negra hiel

al ver el espectáculo de la fiera inclemente

que devora a sus hijos como hiciera Saturno.

 

Esos niños famélicos son míos.

También lo son los que se engulle el agua

que arriban a la arena cual flores naufragadas

y revisten de luto a alguna extraviada gaviota.

 

Y es que hay gente que cierra las puertas a la vida,

como ocultan los gritos que reclaman justicia.

Labios sellados, oídos taponados,

ojos ciegos y secos al dolor de los otros.

Así nos quiere el siglo veintiuno. 

 

¿Qué mundo es este, que hasta la vergüenza

se ha vendado los ojos

para no soportar tanta indecencia?

Y sigo boquiabierta al ver la mansedumbre

del hombre que acarrea la roca como Sísifo

una vez y mil veces hasta el fin de la vida,

sin protestar, callado,

aceptando el castigo de haber nacido siervo.

 

 

PAPÁ




Mi hermano baja del Jaguar. Exultante. Van a bautizar a su nieta. Saluda al cura, que ha salido a esperarlo a la puerta de la iglesia, y luego a mi padre. Dos besos al aire, que no a las mejillas. Se aleja para recibir a los invitados que van llegando. Sonrisa condescendiente, traje impecable, corbata de seda, hombros caídos y pelo de nieve. Papá lo observa intrigado. Lo tuvo sentado en sus rodillas, le manchó el traje con un vómito de leche y lo despertó a media noche con sus llantos infantiles. Qué precioso, parece un ángel, decían las mujeres al verlo.

            -¿Quién es ese señor? –la voz de papá, agotada por el tiempo.

            -Es tu hijo Alberto –le contesto mientras lo sujeto por el brazo.

            -Ah.

Sin asombro.

 

 

 

EL FIN DEL MUNDO

Soy de un mundo que clama en el destierro,

buscando la semilla de su origen,

la vuelta al resplandor, a la clara evidencia,

el regreso al hogar de aquel que fue expulsado.

 

Soy de un mundo perdido en nebulosas,  

en caminos cerrados de vuelta a la inconsciencia,

un mundo de cadáveres, que igual que marionetas,

se desplazan movidos por unos pocos hilos,

y cantan y proclaman que están vivos,

ignorando el hedor que lanzan a su paso.

 

La vil inteligencia de mi especie

ha teñido de gris el rosicler del alba

e igual que aquel flautista de mi infantil recuerdo

extirpa la inocencia de la faz de la tierra.

 

Sin duda es que ha llegado el fin del mundo.

¿Por qué el ave ignorante prosigue con sus trinos?