HIELO EN MAYO
No hay ansiedad,
solo escarcha
que inunda los recuerdos.
Carámbanos inmundos
extendiendo su manto
sobre el vacío diario.
Tiempo de pies descalzos,
que pasan de puntillas
con dedos agrietados
por el frío de Mayo.
Por el frío de Mayo
castañetean incesantes
los dientes que mascullan
torpes aclaraciones
y confusas preguntas.
Y mis manos vacías
se abren al mundo y piden
que se acaben los hielos,
que vuelva la esperanza,
como aquella de niña
que me quitaba el miedo
y cerraba mis ojos a un odioso presente.
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