PENÉLOPE



Mezclas los vocablos como enlazas las hebras de lana,
y surge el dibujo, la trama, la locura crónica,
la manta abrigada,
la derrota última que extravía el alma.

Buscas en los saldos restos de esperanza,
y los venden en tiendas de la milla de oro.
Y empiezas, y acabas, deshaces, hilvanas,
y te plantas delante de aquella patrulla de fusilamiento
que no disparaba.

Y aguardas desnuda de luz y de cielo,
tendiendo las manos en busca de ausencias
y no llega nada.
Y como Penélope, urdes un tapiz
que puede servir para ocultar lágrimas,

mientras cubres tu corto trayecto por la Vía Láctea.

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