REFLEXIONES
Mamá cumplió noventa,
pero por dentro - me decía -
sigo teniendo quince.
A mí me gustan más los treinta
y me he quedado ahí.
Detenida por siempre.
Hasta después de irme.
El lugar de las cosas invisibles es el baúl donde guardamos lo ininteligible, lo recóndito: Sentimientos, deseos, dudas, momentos que pudieron ser y no fueron, instantes que no se ajustan a la lógica cotidiana. Aquello que solo puedes ver con los ojos del corazón.
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