NUEVO AÑO
Aquí estoy aguardando que retorne
la musa a visitarme.
Esquiva como nunca se oculta entre los
pliegues
de un terciopelo negro sin luna que lo
alumbre.
Rabilargos, torcaces y petirrojos varios
juegan al pilla pilla y van de árbol en
árbol.
Recitan el poema de la vida que fluye.
Se burlan de mi espera,
colgando de sus picos un almíbar de risas
y notas de esperanza al batir de sus alas.
El horizonte, que huye como siempre acostumbra,
anuncia el nuevo año,
más de trescientos días reservados, ocultos.
De momento es novato, sonriente,
aprendiz de destrezas y sorpresas sin
cuento.
No espero sus caricias,
tampoco quiero premios ni distinción
alguna.
Me conformo con transitar sus días
Sin agrios sobresaltos.