SI VOLVIERA A NACER



Si volviera a nacer
derribaría todas las fronteras
que separan mi ser de lo absoluto.
Dejaría de lado la cautela
y me echaría en brazos del destino,
Porque muchos momentos escaparon
al paso de los días, intangibles,
como soñados por una mente huida.

A veces en recodos del camino
se quedaron los besos suspendidos
en medio de los labios.
Y palabras no dichas hundieron la esperanza
 en medio del desierto más estéril.
Soñé con ser un ave migratoria
y fui gallina que soñaba nubes.
Y en vez de reportera de batallas
me convertí en vestal,
en guardiana del fuego.

Si volviera a nacer no escaparías,
me ceñiría a tu cuerpo como hiedra
y serías las alas que buscaban mis ojos.



MOMENTOS


No puedo recordar
dónde quedó la pena acurrucada,
dónde cayó la lágrima inicial
que originó un océano de luto.

Tampoco soy capaz de descubrir
el lugar que ocuparon tus caricias,
qué punto de mi cuerpo inauguró el deleite
al roce de tus manos.

Perfumes infantiles,
risas disimuladas de la abuela,
sorpresas, aprensiones, abrazos imprevistos,
revoloteos de papeles deshechos,
la canción de Paul Anka proyectando su nombre,
tan temprano.
Algún beso robado,
un torrente de lágrimas, empapando la almohada,
la soledad, el miedo,
pero también la dicha inexplicable.

La vida, en fin, resuelta en santiamenes
que caben en un puño, en un suspiro apenas.
La vida tan esquiva.
Quimérica y ficticia como el sueño.
AYLAN 

No llevaba en sus manos ningún arma
ni su pequeña boca profería insultos.
No conocía el odio ni el desprecio
y tampoco adoraba a dioses belicosos.

Ensayaba sus pasos en la vida,
descubría los besos maternales
y las alegres nanas de los pájaros. 
No albergaba rencores
ni disfrutó jamás de una venganza.

En un tiempo cubierto de ceniza,
en un tiempo de olvidos y deseos triviales,
de mezquindad e indiferencia cómplices,
su corazón, ya terciopelo pálido,
sigue acusándonos frente al mar inhóspito.










LA VIDA


Lo que importa es la Vida,
la Vida con mayúscula porfía,
la Vida que socava los terruños
y da vigor al trigo.
Es insignificante el vestido que escoja,
gacela o amapola, un manantial o estrella,
un hombre o una bestia son lo mismo.

La Vida puede ser gloriosa o miserable,
un vómito de hiel en la penumbra
o un triunfante arco iris en las nubes
de rosados azúcares.
Es una flecha hendiendo la nada y el silencio,
que acierta en la diana del enigma,
una fuerza imparable,     
un dios desconocido,
la mismidad vestida de esperanza.
MEDITACIONES



Si hurgo en mi mente
y esquivo pensamientos y recuerdos
como Ulises los cantos de sirenas,
si camino despacio
con los brazos tendidos en lo oscuro
para no despeñarme de la vida,
arribaré sin duda,
inevitablemente,
al Alfa y al Omega,
que es génesis cilíndrica.

Y allí podré tranquila contemplarme
sin el peso fugaz de la existencia.
Y tenderé mis nadas
en el negro infinito del espacio vacío.
Y volverá la luz perfecta, inmaculada,
a decirme al oído:
Viajera sin nombre, ya has llegado,
está en ti
todo lo que buscabas.