RECORTES

Puestos a hacer recortes,
me voy a recortar la indiferencia,
el silencio, el descuido
y la ferocidad de mis rencores.

Recortaré distancias con los míos
y con los desdichados,
que a una simple ojeada,
resultan ser una visión obscena
para algún individuo de prosapia.

Quizá me negarán las becas de la vida
pues no siempre aprobé las disciplinas
y nunca pude conseguir matrículas.
No he sido buena alumna, lo confieso,
e incluso en algún curso
me olvidé de los libros
en el sótano de la desesperanza.

Por eso mismo también he recortado
las normas y patrones aprendidos
ya que cambian de plan frecuentemente
al caprichoso arbitrio
del mandamás de turno.

Y más que recortar,
hoy quiero derribar la mazmorra del ego
para diseminarme por el universo.





EL OTRO LADO

Abrochándome la nostalgia del alma,
me lancé en madrugada al bulevar de enero,
pasé por unas ruinas que me miraban ciegas
por los oscuros huecos de ventanas abiertas.

En la noche callada me crucé en mi camino
con una comitiva de difuntos antiguos
vestidos con jirones de brillantes centellas.
Bailaban cadenciosos sobre ajadas violetas
regadas al azar con lágrimas de deudos.

No temas ni nos sigas, me dijeron.
Sabrás que ya es la hora
cuando llegue el momento.
Ahora vuelve a tu mundo  
de inevitable olvido y piensa que despiertas.

No, no pude seguirlos
pues se desvanecieron
en el polvo dorado que anuncia la mañana.

            

GÉNESIS




Reinaba la nada. Y la nada no era consciente de su nulidad. En un no-espacio sin tiempo no transcurría, no sentía, no pensaba. La NEGACIÓN era sin ruido porque nunca hubo sonido.  No tenía ubicación porque no había sitio.  No tenía fin porque no había principio.

Dentro de la nada surgió un singular zumbido. Había estado siempre, pero de pronto tomó forma y empezó a dejarse oír. Al principio como un susurro palpitante que hizo despertar a la nada de su inacción. El susurro creció y lo llenó todo y la nulidad sintió una extraña punzada. El susurro mecía el no-espacio, acunaba el silencio, avanzaba implacable en la oscuridad. La nada se contrajo. Era algo parecido a una presión en lo más profundo, a un torbellino que formara un vórtice. Apareció la densidad y la nada sintió el peso de lo eterno y quiso saber quién era, entender antes de desaparecer. Y lo comprendió al fundirse con el espacio que de ella misma se formaba, mientras el susurro se convertía en un alarido horrísono.

La MENTE se abrió paso a través del grito que la anunciaba y lo calmó con su solo deseo. El silencio volvió, pero ya no era el mismo, nunca más sería aquél porque el PENSAMIENTO palpitaba incesante y producía una frecuencia armónica, un continuo latido de ideas.

la MENTE se exploró y se preguntó y las respuestas se agolparon. Dialogó interminablemente e inquirió los porqués. Y mientras se respondía, creaba imágenes, alternaba notas, desgranaba sensaciones. Y cada idea contraía el espacio surgido de la NADA que se fundía con la MENTE pues todo era una misma cosa. Pero le faltaba experiencia.

Y la SINGULARIDAD pesaba como un millón de soles y apenas ocupaba el vacío creado. Cuantas más ideas surgían, más densa se hacía. Cada pregunta respondida añadía lastre y restaba volumen. Hasta que la MENTE se detuvo porque ya estaba todo pensado, todo imaginado, todo dicho, todo compuesto, todo descifrado, todo escrito, todo descubierto, TODO.

Pero le faltaba experiencia.

Y aquel peso insoportable del PENSAMIENTO crecía y crecía y se contraía en sí mismo exprimiendo los límites, derribando barreras, creando lo imposible.

Pero le faltaba experiencia.

Y la IDEA empezó a lanzar un brillo apenas entrevisto y siguió contrayéndose. Todos los pensamientos, las melodías, los juegos, las imágenes, las sensaciones, los sentimientos, las cuestiones, las respuestas, los silogismos, las razones, las creencias, lo posible, lo imposible, el todo y la nada se fundieron en la IDEA porque eran lo mismo. Y el brillo se hizo fulgor. El susurro se hizo estrépito. La densidad estalló en sí misma porque no se podía contener sin experiencia.

Y surgió la LUZ, el SONIDO, el SER. Las palabras tradujeron las ideas, el resplandor explicó la oscuridad, la existencia dio sentido a la NADA.

la MENTE empezó a probarse, a multiplicarse en todas y cada una de las posibilidades. El torbellino del PENSAMIENTO se hizo. Y en medio del deslumbrante resplandor, del nacimiento del arco iris, del estallido del calor, surgió dándose formas, miles y miles de formas. Y en cada una de ellas la MENTE palpitaba. Y se hizo grandiosa, minúscula, visible, invisible, sabia, estúpida, perversa, buena, bella, deforme, armónica, chirriante. Porque así lo había querido, porque eran los infinitos caminos de la IDEA.

El tiempo empezó, el espacio creció en él y surgió el principio. Y la MENTE se experimentó a sí misma en la explosión, en la luz, en el sonido. Los límites inacabables sujetaron fluidos, desbordaron gases. La IDEA ocupó cada recóndito confín, se transformó, se hizo palpable: fue. La SINGULARIDAD nunca más volvió a estar sola porque estaba ya consigo misma. Y experimentó la ignorancia en cada ser. El saber en cada célula. Elaboró la angustia en cada hombre. Gozó con el placer de existir. Y supo que el principio estaba implícito en el fin, que la respuesta estaba contenida en la pregunta, que todo era un juego intelectual.

Jugaría y jugaría sin agotar posibilidades, sin ignorar lo imposible. Porque la NADA había muerto y era el reino de la IDEA.


MUJER

Mujer de historias múltiples
y de calvario eterno y silencioso.
Mujer pulverizada ignominiosamente
por normas y despóticos patrones.

Tus pasos configuran este mundo
gota a gota de sangre,
suspiro tras suspiro,
en un alumbramiento generoso y continuo.

Daño colateral de lides y refriegas,
eres el desahogo de la atroz soldadesca
y de beligerantes dioses de leyenda.

Te amarraron los pies para frenar tu marcha,
te hicieron invisible cual propiedad privada
y enjaularon tu mente
en falsos y sombríos ideales.

Ya seas puta o virgen,
paridora de santos o asesinos,
que han hendido tu alma en dos mitades,
sumisa o incansable luchadora,
sigues muriendo a manos de verdugos
inquietos por la fuerza de tu interior telúrico.

Mujer indestructible y planetaria.
Mujer omnipresente y perdurable.

infierno




     

 INFIERNO

Hay infiernos anónimos y ocultos
que generan síndrome de Estocolmo.
Apenas hay diablos que los guarden
y en muchas ocasiones
cuida del fuego uno en zapatillas.

Las hogueras se encienden con butano
y no es raro que esté de vacaciones
el servidor que surte las bombonas.

Son infiernos pequeños pero cálidos.
Son infiernos de lo más hogareño.





JULIO CORTÁZAR

         En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones.

          Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural.


No quiero

NO QUIERO 


No quiero que me digas que me extrañas a veces,

que has echado de menos mis caricias

en algún sueño tuyo,

que hace una eternidad 

que no se unen tus manos y las mías.


No quiero recordarte en la distancia,

que es lo que ahora nos une,

ni inventar en la sombra 

imposibles diálogos sin ruido.


No quiero que enumeres los momentos 

en que me abandonaste, 

creyendo que eras mío,

ni que guardes mis besos en un libro

para marcar la página

de algún absurdo cuento para niños.


No quiero que me mientas,

no quiero que me escuches.

No quiero que me quieras sin saberlo.