EL SILENCIO





Yo me he aferrado al grito como forma de vida,
a ese grito teñido por mil lágrimas negras
que desnuda el olvido de atropellos y crímenes.

He tocado a rebato
por un Madrid plagado de mendigos
que alfombran las aceras.
Sirenas y pitidos estremecen,
y el asfalto ya huele a primavera
mezclada con vapores de petróleo.

Mi grito no es de Munch, mas lo parece,
porque nadie lo oye.
Es el grito del hombre sin mañana,
es el grito que muere apenas ve la luz,
un alarido contra la indiferencia que nos cerca.

Mas el silencio que espera entre las sombras,
va a romper la pared de la apatía,
va a cerrar una época,
va a inaugurar un nuevo nacimiento.



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