NO ME GUSTAN
No me gustan
las cosas que se arrastran,
me inquietan
las serpientes ondulantes.
Me repugna la procesionaria,
ese vulgar
remedo de beatas hipócritas.
Me disgusta el
gusano que se oculta
y busca el
alimento bajo tierra
para morir,
quizá, pisoteado
por botas
embarradas al descuido.
No me gustan
las almas
que se olvidan
las alas,
enredadas en
tramas de temores,
sin intentar
acometer el vuelo
y explorar sin
alarma el horizonte
donde nace la
aurora.
Adoro el ancho
mar, la cumbre inexpugnable,
transitar donde nace la utopía,
brindar con
las estrellas en la noche
o lanzar al buen
sol un ditirambo.
Dejar volar la
mente sin lindes ni fronteras
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