NO DIGAS QUE FUE UN SUEÑO
No digas
que fue un sueño,
aunque
solo la ausencia
llene ya
los rincones de la casa.
Han
pasado los días y los meses
y los años,
los lustros y las décadas.
Cuando
abril fue un enero
nevó en la primavera un algodón en rama
dulce
como los besos de una niña.
Hoy agucé la vista para verla
y me ha dejado ciega la añoranza.
El eco de
su voz se confunde en la lluvia
y el
brillo de sus ojos
es la
primera estrella de la tarde.
Aquel abril, un mes de despedidas,
floreció
la tristeza como un sauce
empapado
de lágrimas.