LA DESGANA

Qué desgana de mundo,

qué desgana:

resistir la pereza,

luchar contra la náusea,

andar a trompicones,

desarmada de audacia.

 

Qué desgana de vida,

qué desgana:

mirar en derredor la indiferencia,

hurgar en el vacío sin memoria,

gritar sin voz y secar torpemente

y para siempre

un diluvio de lágrimas.

 

Hay que arrojar el tedio de mí misma y mis cosas.

Hay que juntar mil voces que inauguren desvelos,

hay que abrir bien los ojos para captar verdades

y volar a las nubes para escapar del barro.

Hay que borrar por siempre la desgana

de transformar el mundo

y seguir avanzando sin miedo al retroceso.

 

Al final del camino espera el hombre nuevo.

 

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