LA PAZ Y LA PALABRA
de
las mentes tullidas por metales abyectos.
La
guerra es la derrota de intereses mezquinos,
de
oscuros personajes que jamás conocieron
la
esperanza.
¿Dónde
quedó la paz desarbolada?
¿Por
qué no desenreda la palabra
el
ovillo de Ariadna?
¿Dónde
aguarda escondido el nuevo hombre?
¿Qué
vientre luminoso lo ha parido?
Mas
mi dios interior sigue mudo, distante.
No
sabe contestar o se niega a calmar
mi
intriga impertinente.
Y yo
imito al rapsoda,
que clama
en un desierto
de arenas infectadas por las voces del odio,
y
exijo sin descanso la paz y la palabra.
Desconocia esta faceta tuya. Y me gusta. Gracias por la sorpresa y las emociones.
ResponderEliminarGracias a ti, desconocido amigo.
EliminarNo puede ser más oportuno y necesario el mensaje. Gracias por tu compromiso siempre. Tenemos guerras de todas las clases.
ResponderEliminarEl odio es mil veces peor que cualquier virus. Gracias de corazón, Isabel
ResponderEliminarBellísimo e inquietante, amada amiga.Oportuno en estos tiempos en los que nos hemos vuelto enemigos y hemos olvidado la delicadeza, la compasión, la ternura, la empatía y otras tantas cosas que nos hacen humanos de calidad. El odio nace del miedo al amor. Y el miedo de la ignorancia de que somos amor.Besos de Sol desde Córdoba, a donde he regresado a vivir desde febrero 2020.
ResponderEliminarMe alegra encontrarte de nuevo, amiga mía, recuperarte. Un fuerte abrazo virtual sin sombra de virus.
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