GRITÉ TU NOMBRE
y me contestó el aire.
No te entiendo, me dijo.
Grité tu nombre
y una estrella me susurró
al oído:
No conozco a quien llamas.
Grité tu nombre
y el agua me empapó sin responderme.
Grité tu nombre
y la noche amaneció de pronto por no oírme.
Ya no grito. He callado.
Ya dejé de buscarte.
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