EL CAMBIO


Balas de plata aciertan en el núcleo rojo
del vampiro sin nombre.
Ojos desorientados buscan con persistencia
cuencas que les acojan.


Gruñidos inclementes se pierden en las bocas
de las alcantarillas de ciudades vacías.
Y el monstruo maloliente que rapiña las vidas
se va de vacaciones a una playa desierta.

Los caminos se han hecho laberintos
y las nubes aguardan sentadas en el monte.
La oveja disimula disfrazada de lobo
y los muertos se arrancan los sudarios.

Se detienen en verde los semáforos
y a la palabra odio la engullen las cloacas.
Los árboles se apartan para mostrar el bosque
y expiden poesías los contables bancarios.

Hoy escuché redoble de tambores,
anunciando que llega el anhelado cambio.
Me he sentado a esperarlo en el umbral de casa.
Lo acogeré en mis brazos cuando caiga la tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario