LA
TIERRA SE DESHACE EN ALARIDOS
La Tierra se deshace
mutilada y sensible en alaridos
y barre con su furia al inocente,
al hambriento, al mendigo,
al que se aloja dócil al raso de los
cielos,
al que nunca trafica con raciones de
vidas,
ni detalla jamás daños colaterales
en pantallas de plasma.
Y es que es difícil abatir rascacielos,
empapar interiores de bellas limusinas
y destruir murallas que protegen imperios.
Resulta más sencillo derribar los chamizos
de adobe o de hojalata
y eliminar estorbos turbadores
de ojos extraviados y despensas exiguas.
Inundarán de fotos y de historias
dramáticas
los teletipos del mundo acomodado.
Mandarán donativos,
fletarán aviones con agua y con comida
y se sosegarán las conciencias
inquietas.
Mas la marcha salvaje
de este mundo sin alma
seguirá en el comercio fratricida
de coltanes y talas colosales,
de contiendas y soldadesca párvula,
de gas contaminante,
de basura espacial
y de emisiones tóxicas
con el logo del dólar.
Y mientras nuestra tierra
seguirá deshaciéndose
mutilada y sensible en alaridos.
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