Te
has colado en mis sueños sin permiso.
No
sé cómo llamarlo.
¿Atrevimiento?
¿Acoso? ¿Desvarío?
Como
viento del sur, nocturno y húmedo,
me
acaricias el rostro con expresión famélica
y
en tus dedos te llevas una lágrima
como
un triste trofeo.
¿En
qué sima te escondes
que
no puedo encontrarte en la vigilia?
¿Por qué te escondes como amante esquivo
si a las nubes me impulsas
cual
criatura ingrávida?
Mas luego, al despertar,
vuelvo
a reptar en tierra
y
tú te desvaneces,
te
borras,
te
diluyes,
te
eclipsas tras el sol como luna de estío.
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