¿HASTA CUÁNDO?





Una mujer oculta entre tinieblas
ha sido una constante en nuestra historia.
Una mujer enterrada en refajos
que cubran lo que llaman sus vergüenzas
y en velos que oscurezcan su mirada.


Y mientras el varón se pavonea
y llama posesión a la matriz,
que fue su amable hogar de nueve lunas,
cegado y perturbado por la luz
que emerge de su vientre,
que mana inacabable de sus pechos.

Aplausos dados con una sola mano
festejan la obediencia y el decoro,
la libertad truncada de la bella
y los gritos de júbilo celebran
al gladiador invicto en su equilátero.

Y siguen las trompadas, los insultos,
el rastro goteante de las muertes
cuando ella dice no, déjame, no me sigas,
soy dueña de mi vida.
Siguen humillaciones, ausencias, atropellos
del bruto que gobierna la guarida
con leyes inventadas en la jungla.

¿Hasta cuándo las reglas de mundos sepultados en el tiempo?
¿Hasta cuándo los hábitos de monos asesinos?
¿Hasta cuándo el atroz predominio de la fiera?
¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo?


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