LA COMETA

Una cometa roja sobre las verdes hojas,
fluctuante equilibrio, bamboleo inconstante,
indecisión profunda en el amplio vacío,
agitación ardiente sin plan ni cauce alguno.

Como mi pensamiento.

Como mi pensamiento oscila baja sube,
quizá busca la puerta,
que la permita entrar en un nuevo universo.
Y se siente cercada,
presa en el ciclorama del azul de los cielos.

Como mi pensamiento.

Como mi pensamiento se retuerce doliente,
gime desesperada porque nadie la escucha,
sus alas de cometa inician estertores,
se abandona a su suerte
y su silueta púrpura cae en la tierra.
Inerte.

Como mi pensamiento.

Como mi pensamiento lanza el ataque y huye
es osada y cobarde,   
racional y fantástica.
se debate del nudo que la aferra a la tierra
para sentirse libre,
para volar ingrávida.

Pero todo es inútil.
Como mi pensamiento se va a sentir atada
                   a la mano que ordena sus andanzas.  

LÚCIDO KRISHNAMURTI


       


        ¿Pueden observar durante el día todo el movimiento de sus actividades, pensamientos y sentimientos, sin interpretar; simplemente observarlo? Entonces verán que los sueños poco significan, apenas si soñarán alguna vez. Si durante el día están despiertos, no semidormidos, si no están presos en sus creencias, en sus prejuicios, en sus absurdas y pequeñas vanidades, en su orgullo, en sus insignificantes conocimientos, sino que simplemente observan todo el movimiento de la mente consciente e inconsciente en acción, verán que no solo se terminan los sueños, sino también que el pensamiento comienza a aquietarse, que ya no busca ni alimenta el placer y tampoco evita el temor.


JORGE LUIS BORGES


El porvenir es tan irrevocable

como el rígido ayer. No hay una cosa

que no sea una letra silenciosa

de la eterna escritura indescifrable

cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja

de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida

es la senda futura y recorrida.

El rigor ha tejido la madeja.

No te arredres. La ergástula es oscura,

la firme trama es de incesante hierro,

pero en algún recodo de tu encierro

puede haber una luz, una hendidura.

El camino es fatal como la flecha.

Pero en las grietas está Dios, que acecha.

LA OTRA NOCHE





La otra noche, a traición, me abordó la añoranza
y casi de puntillas me llevó a la niñez,
que no es tiempo dorado según dicen algunos. 
Los momentos de angustia y de oscuros temores
se alternan en el piélago de confusos deseos
e indeseadas visitas sin más presentaciones. 

Y volví a recorrer el camino más largo, 
constante inveterada de toda mi existencia, 
para intentar librarme del castigo, 
de ese cruel palmetazo en las manos desnudas.

Y escribí en la pizarra con renglones torcidos, 
respirando un olor a rancio escupitajo. 
Y me ordenó una voz: de cara a la pared. 
Y divulgué en el aire salmodias enigmáticas.
Y volví a enamorarme. 
Y lloré sus desdenes envuelta en soledades.

Pero allá, entre las sombras, lo descubrí de nuevo. 
Amigo inalterable, acurrucado en mi alma. 
Mi animus junguiano. Mi hermano. 
Mi alter ego.


GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ



           ... el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.