LA REALIDAD
Ulises
escuchaba a las sirenas.
Voces
inexistentes del deseo y la culpa.
Y yo
escucho las voces de los niños.
Los gritos de terror.
La voz de la injusticia y la denuncia.
Tan
real.
Innegable.
El lugar de las cosas invisibles es el baúl donde guardamos lo ininteligible, lo recóndito: Sentimientos, deseos, dudas, momentos que pudieron ser y no fueron, instantes que no se ajustan a la lógica cotidiana. Aquello que solo puedes ver con los ojos del corazón.
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