DELIRIOS


No sé si eres tú mismo
o mis ansias de amor te han dado una apariencia.
No sé si aquellos besos fueron ciertos
o fue sólo un resquicio abierto al paraíso.

Ahora, pasado el tiempo, dudo de tu existencia,
más tu calor perdura entre mis labios
y tus lágrimas mojan mis mejillas
y gota a gota deshacen la corteza de mi alma.

Y quedo como el olmo,
cuando pierde sus hojas en otoño,
desnuda y a merced de las tormentas.
Tiemblo de pesadumbre aferrada al recuerdo.
Y mi boca te llama sin un ruido,
y mis brazos te estrechan y abarcan dimensiones
de un espacio sin límites.








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