MIRADAS
mi rostro se propaga en
versiones idénticas
al romperse el espejo en
que me miro.
Contingencias posibles,
paralelas,
que no van a encontrarse
en este mundo
y descubren caminos
infinitos
al ser que me conforma.
Me han convertido miles
de pupilas
en un caleidoscopio
incomprensible.
Desde ojos que me ven como
alarmante bruja
a otros en polo opuesto como hada bienhechora.
Yo no me reconozco.
No me veo.
No sé quién
soy si no me mira nadie
ni en ningún
vidrio me veo reflejada.
Es posible que toda mi
existencia
descanse en la mirada de
los otros.
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