Fui en busca de la Muerte y apareció la Vida.
No
me encontré con cráneos ni guadañas
con
que nos asustaron desde épocas remotas.
Solo
hallé verdes prados y tranquilos arroyos
cual
cantaba David en uno de sus salmos.
Tampoco
había infierno, ni purgatorio o cielo.
Nadie
tocaba cítaras ni tañía arpa alguna,
pero
al viento elevaba el silencio sus notas
y
el rostro me rozaron las alas de algún ángel.
Entonces
a mi oído llegó un dulce susurro:
¿Por
qué vas tras la muerte
si
no hay fin ni principio,
si
todo lo que existe es tan solo el camino
que
conduce a la Vida?
Maravilloso,Luz.
ResponderEliminarGracias, Amparo
ResponderEliminarSólo existes tú.
ResponderEliminarFormamos parte de la Vida, ¿verdad?
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