FRAGMENTO DE "ANJALI"
(CUENTOS DEL OTRO LADO)





    Los problemas de Anjali comenzaron cuando su padre no pudo completar el pago de su dote. Tiene otras dos hermanas y casar a tres hijas es una tarea casi imposible para una familia india de escasos recursos. Apenas fue satisfecha la mitad de la cantidad acordada con Mukesh, y a partir de aquel momento, la joven se vio envuelta en un torbellino de humillaciones y golpes. Desde entonces intenta pasar desapercibida, obedece las órdenes que le dan sin rechistar y complace en todo a Mukesh, aunque sea una tarea difícil sonreír con naturalidad frente a sus continuos desprecios. Lo conoció una semana antes de la boda y desde el primer momento se sintió cohibida por su voz ronca, su mirada inquisitiva y ese corpachón de gigante que la hace sentir insignificante. Jamás ha recibido una frase amable ni una caricia de su marido. La primera noche le arrancó la ropa sin decir una palabra, se echó sobre ella y la partió en dos, sofocándola con broncos gemidos. Luego le dio la espalda y se hundió en un pesado sueño. Y Anjali estuvo llorando durante largo rato, muy quedo para no despertarle, preguntándose por qué se sentía tan triste.


   Las manos de la muchacha acarician maquinalmente las hojas de té antes de echarlas al canasto. Después escoge otras a toda velocidad. Recuerda a su amiga Uma y sus ojos se llenan de lágrimas. La ve frente a ella con aquel andar pausado, la hermosa figura, apenas desdibujada por el sari, el rostro perfecto y la sonrisa generosa. Era un ángel, se dice Anjali por lo bajo. Y ocurrió la tragedia. Tampoco el padre de Uma pudo completar su dote y una mañana salió envuelta en llamas de la casa y murió en el patio. Delante de todos. Sin que nadie la auxiliase. Su marido y su suegra dijeron a la policía que se le había incendiado el sari mientras cocinaba. Aseguraron que era una mujer muy descuidada. Pero Anjali sabe que no es así, que la rociaron con gasolina y le prendieron fuego para que Sudhir, su marido, pudiera buscar otra mujer en una familia más acomodada.


   Anjali tiene miedo. Ella puede correr la misma suerte que Uma, aunque en la actualidad atraviese un momento de relativa calma a la espera de que nazca su hijo… o hija. Un violento escalofrío recorre el cuerpo de la joven, a pesar de que el sol, ya en lo alto del cielo, ha hecho subir la temperatura varios grados. No quiere ni pensar en la posibilidad de que sea una niña, y sin embargo la idea se abre camino en su cerebro continuamente, dejando a un lado consideraciones y razonamientos. Ha soñado varias veces con una pequeña de ojos oscuros, que le pide ayuda en lo más profundo de una gruta.

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