HEMOS MATADO LA CONCIENCIA
Ser hombre no es ser hombre. Ser hombre es otra cosa.
(Gabriel Celaya)
Si todos los que venden sus almas al diablo,
tuvieran un final de fuego como el Fausto,
quizá no habría abusos en la faz de la tierra
ni comida pudriéndose en silos agostados.

Mas la justicia, hermanos, está de vacaciones
en un mundo plagado de ingentes tropelías.
Hemos matado a dios, ha tiempo dijo Nietzsche.
Yo digo que ese hombre, que no es hombre,
ha matado por siempre la conciencia.



LA DIMISIÓN DEL SOL



¿Y si un día cualquiera el sol no apareciera
por oriente?
¿Y si no despertara ante tanta tragedia
y nos hundiera en una noche oscura y sin estrellas?

Todos olvidaríamos el rumor de las fuentes en otoño,
el canto de los pájaros cuando van a una boda en primavera,
las risas de los niños jugando al escondite en el recreo.

Las hojas suicidadas de los árboles
tapizarían un suelo de muerte,
las mariposas perderían sus tonos
y el mar se atrofiaría en un oscuro lago
al ser abandonado por la luna.

Acabarían los resorts de lujo,
se paralizarían los cruceros,
quedarían desiertas las playas privadas
y nadie montaría en helicóptero.
Los magnates tendrían que contar
sus fajos de billetes bajo la luz eléctrica.

¿Qué mundo es este, amigos, que hasta el sol
debe de estar a punto de negarnos sus rayos
para no contemplar la atrocidad diaria
que gobierna las vidas de los hombres?

¿Qué mundo es este, que hasta la vergüenza
se ha vendado los ojos
para no soportar tanta indecencia?


MI DIOS





No es mi dios ese ojo que todo lo investiga
y que apunta en un libro con las tapas de oro
vilezas y ruindades de las almas perdidas,
de hombres extraviados en un mundo de sombras.

No es mi dios un anciano con las barbas de plata
que ignora la miseria y el dolor de los niños,
que preside batallas y premia generales
y condena con saña si le vuelves la espalda.

Mi dios no tiene nombre, no es Jehová ni Zeus,
no es Alá, Visnú o Shiva
ni los cientos de altísimos inventados por hombres
en noches de penumbra,
en días de agonía,
en momentos de miedo
y en trances de arrebato y de venganza.

Mi dios es prado verde
bañado por el sol de la mañana,
es la sonrisa alegre de los niños
en un día de Reyes,
es la voz del anciano rota por desencantos,
es la luna meciendo las olas en la noche,
es la alegría danzando en mi pecho
cuando el primer "mamá" apareció en tus labios.

Mi dios es todo y nada.
Es un regazo cálido, 
un universo en calma.



IN MEMORIAM


DESCONOCIDA (Angelina Gatell)




Cuando no esté, mirad de vez en cuando
el lugar donde estuve, ese vacío
donde asentó la pena 
sus fortines.

Es muy posible
que en un momento dado, diluida
en el amor que allí dejé
y no supe expresar,
descubráis
-a la luz huidiza de un relámpago-,
a la criatura 
que fui y nunca conocisteis.





¡Buen viaje a la Luz, Angelina!

Un día me vi libre. Con mis ojos anclados
en el mágico asombro de las cosas cercanas,
no veía los muros ni las largas cadenas
que a través de los siglos me alcanzaban la carne.
Mis pies iban ligeros. Pisaban hierba verde.

(De "Mujer que soy". Ángela Figuera)