DE "EL CAN DESCABEZADO", RELATO DE CUENTOS DEL OTRO LADO
Ya no se oía el rugir del viento. Sólo el crepitar de los troncos
rompía el silencio que le rodeaba. Un silencio solemne, milenario, desconocido
para un hombre de ciudad como Claudio. Tomó una bocanada de aire e intentó
controlar su respiración agitada, los latidos de sus sienes, el temblor de sus
manos. Quizá se trataba de una coincidencia y aquello era un simple cuento de
terror. Pero, ¿era posible semejante coincidencia? ¿Había más de una mente
capaz de unir las palabras can y descabezado? Atenazado por el miedo,
comenzó a leer el relato. Decía así: