SI SUPIERAS



Si supieras, querida, si supieras
las cosas que han pasado desde entonces.
El vértigo del tiempo alternó despedidas,
emblanqueció las sienes
y llenó de rasguños los rincones del alma.
Hubo besos sin labios
y estrechamos el aire
imaginando cuerpos impalpables.
Y reímos sin ruido,
y lloramos sin lágrimas.
Recorrimos caminos sin movernos del sitio,
y entonces regresamos.
Pero tú ya no estabas.
Y cuando al fin, cansados,
dejamos de esperar lo inalcanzable,
la inocencia volvió para quedarse.
Y tornaron tus ojos a mirarnos
con un brillo de estreno en otra vida,
una vida pequeña, apenas esbozada,
que se vertía como una torrentera,
y enjugaba en nuestra alma la añoranza.