IDOMENI


He visto a la verdad desnuda,
 tiritando de frío.

Todos la huyen,
incluso con rodeos interminables,
por no enfrentarse a ella.
ME MORIRÁ PERFECTA



Me morirá perfecta la luz de algún crepúsculo
en el flujo constante que lidera la vida.
Y se clausurará, ya para siempre, el recuadro irrisorio
de aquel espacio-tiempo que abarcó mi existencia.

Más tarde, con el alba, los amigos y deudos
me buscarán sin éxito,
perdida entre las frases de los obituarios.
Será empresa imposible,
pues habré abandonado máscaras y currículum,
medallas y fracasos,
e incluso algún amor que no llegó a cumplirse.

Y ella, la siempre mía, guiará mi viaje allende el universo.
Me fundiré en el magma que gesta los designios
y puede que la encuentre transformada en sirena.


EL CASTIGO




Distraídos en vanos debates
sobre puestos y pactos y luces de colores,
olvidamos heridas que desangran la vida
y gota a gota horadan las conciencias.

No todas las conciencias, por supuesto,
porque hay seres envueltos en brillantes corazas,
que no ven los desfiles de indigentes
ni escuchan los gemidos de este planeta agónico.
Están más ocupados en contar sus activos,
en calcular vaivenes de sus economías.

Me atraviesan el alma tantas muertes inútiles,
tantas simulaciones, tantos acuerdos nulos,
mandatos y encomiendas estériles y vanas
que no sacian el hambre ni el ansia de justicia.

Me aferro a la esperanza de utópicos deseos
pero me hunde el espanto de las guerras,
el feroz espectáculo de un mar ensangrentado,
del miedo convertido en pitanza de peces,
de los réditos ruines de mercachifles varios.

Y sigo boquiabierta
al ver la mansedumbre de los buenos,
del hombre que acarrea la roca como Sísifo
una vez y mil veces hasta el fin de la vida,
sin protestar, callado,
aceptando el castigo de haber nacido pobre.
 


ENCRUCIJADAS


           


            Recuerdo escenarios por los que he transitado y a los que vuelvo con frecuencia en mis sueños. Lugares imposibles, ocultos en mi mente, que en muchas ocasiones parecen más reales que el sitio en donde vivo. Amores malogrados en un primer intento o seres que han pasado al otro lado con excesiva prisa me han hecho también hueco en sesiones oníricas. Me muevo libremente en vidas paralelas, que jamás se entrelazan, y que me convierten en un caleidoscopio de mí misma. No sé con cual quedarme de esas existencias. Supongo que si yerro en la elección, puede ser que me eclipse para siempre.




LLEGAR VIVA A LA MUERTE

Llegar viva a la muerte es mi deseo,
y avanzar con pasión hacia la nada
o hacia el todo, ¿acaso hay diferencia?

No volverme difunta antes de tiempo,
ni ave enjaulada sin trino en la garganta.

Quiero buscar la luz en las pupilas
que se abren a la vida,
quiero ser cual espuma en la galerna
y un llanto acelerado en las cascadas
y un bosque en el desierto
y un brindis con champán en un sepelio.
Quiero mirar el sol en medio de la noche
y danzar con la luna en los tejados
maullando mil consignas insurrectas.

Pues no hay muerte peor ni más inútil
que vivir sumergido en desengaños,
lamentando deseos que jamás se cumplieron.
EL CAMBIO




Qué malo es que se muera la esperanza
al pairo de las olas,
inerme y desvalida,
desarbolada por vientos de codicia.

Qué sin razón, qué idea incoherente
es insistir en vías sin salida.
Qué torpe el estribillo de la historia
que repite la misma melodía
del siervo y el poder que lo sojuzga.
Y qué largo se fue haciendo el camino
hacia un futuro frágil, siempre incierto,
a esa utopía que volaba esquiva.

Y sin embargo ya nos amanecen
acordes de bonanzas y de avances.
Ya se forja en el yunque la victoria,
el miedo se retira a su guarida
y el otoño sonríe y se resiste
a que el glacial invierno
se instale para siempre en nuestras vidas.




LA JUSTICIA



Tengo sed de justicia, lo confieso.
¿Cómo saciarla si nadie la despacha?
He corrido las tiendas de mi barrio
y no hay respuesta cuando la requiero.
Venden sentencias, laudos, galardones,
indultos, cambalaches y algún máster,
incluso proporcionan amnistías,
pero siempre me observan recelosos
cuando oso pronunciar, casi en susurro,
el vocablo justicia.
¿Se ha agotado el concepto?
¿Está obsoleto?
¿Se impartió acaso sin contrapartida?
Creo que se ha esfumado entre los labios
de los que gustan de otorgar limosnas,
ropas usadas, quizá alguna caricia
y suelen asistir con entusiasmo
a los rastrillos de damas de abolengo.