HERMAN HESSE


 "- Soy viejo, en verdad- repuso Govinda -, más no por ello he cesado en mi búsqueda. A veces creo que mi destino sea buscar sin descanso. Tú también has buscado; ¿quieres decirme algunas palabras, Hombre Venerado?
Siddharta respondió: -¿Qué podría decirte yo, oh Venerable?... ¿Que buscas demasiado? ¿Que es a fuerza de buscar que no encuentras?
-¿Cómo?
- Al buscar- continuó Siddharta-, ocurre fácilmente que nuestros ojos solo ven el objeto que perseguimos. Por ello, porque todo lo demás es inaccesible a nuestros ojos, porque solo pensamos en aquella meta que nos hemos fijado, ésta nos posee por entero y nos hace imposible encontrar. Quien dice buscar, significa un fin. Pero encontrar es ser libre, estar abierto a todo, no tener fin determinado alguno. Tú, Venerable, sin duda buscas en verdad, pero la meta que tienes ante tus ojos y tratas de alcanzar te impide justamente ver lo que muy próximo a ti se halla.


LA IDEA

La idea nunca acude cuando hurgas en tu mente.
Posee una vida propia, voluntad de existir.
Se presenta de pronto sin que tú la reclames
Y se impone despótica sin darte una razón.

Sin tu ayuda elabora paraísos soñados,
Paisajes luminosos, suertes disparatadas,
Ignotas ambiciones y mensajes prohibidos,
Un desfile incesante de seres no inventados.

La idea aunque presente a veces se te esconde.
Juguetea contigo, te pone pistas falsas.
Te hace creer autor no siendo más que escriba
Y en un solo momento te sepulta en la nada.

Y aunque en lo conocido existan jerarquías
Resultará imposible buscar para ella un sitio.
Su rango es superior y no te pertenece.
Quizá tú sin saberlo seas su propio hijo.



           Es la mente la que crea el nacimiento y la muerte. La vida no conoce ni principio ni fin. ¡No hay vida que pueda morir! El que medita sobre la realidad manifestada por esos fenómenos puede conocer la verdad; si no, la Energía cósmica, o Inteligencia Universal, quedan para siempre como una noción abstracta o un concepto esotérico que es grato intercalar en una conversación esotérica, sin más.

Jean Bouchart d'Orval



LA COMETA

Una cometa roja sobre las verdes hojas,
fluctuante equilibrio, bamboleo inconstante,
indecisión profunda en el amplio vacío,
agitación ardiente sin plan ni cauce alguno.

Como mi pensamiento.

Como mi pensamiento oscila baja sube,
quizá busca la puerta,
que la permita entrar en un nuevo universo.
Y se siente cercada,
presa en el ciclorama del azul de los cielos.

Como mi pensamiento.

Como mi pensamiento se retuerce doliente,
gime desesperada porque nadie la escucha,
sus alas de cometa inician estertores,
se abandona a su suerte
y su silueta púrpura cae en la tierra.
Inerte.

Como mi pensamiento.

Como mi pensamiento lanza el ataque y huye
es osada y cobarde,   
racional y fantástica.
se debate del nudo que la aferra a la tierra
para sentirse libre,
para volar ingrávida.

Pero todo es inútil.
Como mi pensamiento se va a sentir atada
                   a la mano que ordena sus andanzas.  

LÚCIDO KRISHNAMURTI


       


        ¿Pueden observar durante el día todo el movimiento de sus actividades, pensamientos y sentimientos, sin interpretar; simplemente observarlo? Entonces verán que los sueños poco significan, apenas si soñarán alguna vez. Si durante el día están despiertos, no semidormidos, si no están presos en sus creencias, en sus prejuicios, en sus absurdas y pequeñas vanidades, en su orgullo, en sus insignificantes conocimientos, sino que simplemente observan todo el movimiento de la mente consciente e inconsciente en acción, verán que no solo se terminan los sueños, sino también que el pensamiento comienza a aquietarse, que ya no busca ni alimenta el placer y tampoco evita el temor.


JORGE LUIS BORGES


El porvenir es tan irrevocable

como el rígido ayer. No hay una cosa

que no sea una letra silenciosa

de la eterna escritura indescifrable

cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja

de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida

es la senda futura y recorrida.

El rigor ha tejido la madeja.

No te arredres. La ergástula es oscura,

la firme trama es de incesante hierro,

pero en algún recodo de tu encierro

puede haber una luz, una hendidura.

El camino es fatal como la flecha.

Pero en las grietas está Dios, que acecha.

LA OTRA NOCHE





La otra noche, a traición, me abordó la añoranza
y casi de puntillas me llevó a la niñez,
que no es tiempo dorado según dicen algunos. 
Los momentos de angustia y de oscuros temores
se alternan en el piélago de confusos deseos
e indeseadas visitas sin más presentaciones. 

Y volví a recorrer el camino más largo, 
constante inveterada de toda mi existencia, 
para intentar librarme del castigo, 
de ese cruel palmetazo en las manos desnudas.

Y escribí en la pizarra con renglones torcidos, 
respirando un olor a rancio escupitajo. 
Y me ordenó una voz: de cara a la pared. 
Y divulgué en el aire salmodias enigmáticas.
Y volví a enamorarme. 
Y lloré sus desdenes envuelta en soledades.

Pero allá, entre las sombras, lo descubrí de nuevo. 
Amigo inalterable, acurrucado en mi alma. 
Mi animus junguiano. Mi hermano. 
Mi alter ego.