LLEGAR VIVA A LA MUERTE

Llegar viva a la muerte es mi deseo,
y avanzar con pasión hacia la nada
o hacia el todo, ¿acaso hay diferencia?

No volverme difunta antes de tiempo,
ni ave enjaulada sin trino en la garganta.

Quiero buscar la luz en las pupilas
que se abren a la vida,
quiero ser cual espuma en la galerna
y un llanto acelerado en las cascadas
y un bosque en el desierto
y un brindis con champán en un sepelio.
Quiero mirar el sol en medio de la noche
y danzar con la luna en los tejados
maullando mil consignas insurrectas.

Pues no hay muerte peor ni más inútil
que vivir sumergido en desengaños,
lamentando deseos que jamás se cumplieron.
EL CAMBIO




Qué malo es que se muera la esperanza
al pairo de las olas,
inerme y desvalida,
desarbolada por vientos de codicia.

Qué sin razón, qué idea incoherente
es insistir en vías sin salida.
Qué torpe el estribillo de la historia
que repite la misma melodía
del siervo y el poder que lo sojuzga.
Y qué largo se fue haciendo el camino
hacia un futuro frágil, siempre incierto,
a esa utopía que volaba esquiva.

Y sin embargo ya nos amanecen
acordes de bonanzas y de avances.
Ya se forja en el yunque la victoria,
el miedo se retira a su guarida
y el otoño sonríe y se resiste
a que el glacial invierno
se instale para siempre en nuestras vidas.