ELLOS


Pasaron por mi vida y tras de ellos
ha quedado una estela de silencio,
como si los hubiera imaginado
o un dios de poca monta
no consiguiera hacerlos perdurables.

Pero hay días en que el ruido
se impone y los olvido,
y otros los llamo a gritos
y sólo me contesta el eco exasperante.

Estúpido propósito es el de mi llamada
pues sé que van conmigo,
que son los que conforman 

fibra a fibra mi alma.
LECCIONES DE VIDA




 Me adiestraron para ocultar el llanto,
y me perdí a mí misma en el intento.
Me enseñaron a enfrentar el peligro
y a medir con cautela mis afectos.

Me dijeron que hay que adelantarse
y a tu adversario golpear primero,
que el que confía suele perder siempre
pues el mundo se ríe del ingenuo.

Me elevaron encima de una torre
sin protección alguna o parapeto.
Me desearon fuerte y me hicieron endeble,
y me advirtieron que no creyera en sueños.

Fíate sólo de tus cinco sentidos,
ya entenderás de adulta, me dijeron.

Me mostraron caminos sin tropiezos
y recorrí una senda sin arrimo.
Me llenaron de códigos y dogmas
que no admitían más planteamientos,
y yo abracé la duda como forma de vida.
No me otorgó otra arma el intelecto.

   


EL BESO



Fue un beso nada más y nada menos,


repleto de promesas en silencio.


Un beso que fue puerta de otras vidas,

que inauguró mil posibilidades 

y selló los acuerdos y alianzas

sin límites ni firmas de por medio.


Un beso, una caricia inesperada,

que derritió la escarcha de las fuentes

y fue la primavera en pleno invierno.



Un beso nada más

y ahí, en la comisura de tus labios,

se paró el universo.

DE PELÍCULA


Yo no sé si es verdad lo que me muestran
o me paso la vida viendo cine.
Películas de acción en las que siempre gana
un hombre blanco y bien alimentado.

Los malos son oscuros, violentos,
comidos de piojos,
insensibles al frío y a la muerte.
Ejércitos de andrajos
que hollan nuestras hermosas avenidas
y adoran a algún dios poco fiable.

Los buenos, sin embargo, matan presto,
a pesar suyo, con delicadeza,
como manda su dios, igual de santo y blanco,
y sólo invaden y arrollan al contrario
para favorecerle y auxiliarle.

¿Quién filma la película
que pasa ante mis ojos?  
¿Quién es el aburrido guionista
que se plagia a sí mismo
y repite la historia?

Sólo mudan los nombres, los ropajes,
pelucas empolvadas o cortes a cepillo,
calesas, diligencias o naves espaciales,
flechas, dagas, obuses o bombas incendiarias,
pero el rumbo es idéntico e igual su desenlace.


  • ¿No hay nadie en este mundo que se atreva

  • a cambiar la tediosa cartelera?
DELIRIOS


No sé si eres tú mismo
o mis ansias de amor te han dado una apariencia.
No sé si aquellos besos fueron ciertos
o fue sólo un resquicio abierto al paraíso.

Ahora, pasado el tiempo, dudo de tu existencia,
más tu calor perdura entre mis labios
y tus lágrimas mojan mis mejillas
y gota a gota deshacen la corteza de mi alma.

Y quedo como el olmo,
cuando pierde sus hojas en otoño,
desnuda y a merced de las tormentas.
Tiemblo de pesadumbre aferrada al recuerdo.
Y mi boca te llama sin un ruido,
y mis brazos te estrechan y abarcan dimensiones
de un espacio sin límites.








    EL ENAMORADO


    Jorge Luís Borges


      Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
      lámparas y la línea de Durero,
      las nueve cifras y el cambiante cero,
      debo fingir que existen esas cosas.
      Debo fingir que en el pasado fueron
      Persépolis y Roma y que una arena
      sutil midió la suerte de la almena
      que los siglos de hierro deshicieron.
      Debo fingir las armas y la pira
      de la epopeya y los pesados mares
      que roen de la tierra los pilares.
      Debo fingir que hay otros. Es mentira.
      Sólo tú eres. Tú, mi desventura
      y mi ventura, inagotable y pura.